viernes, 1 de marzo de 2013

La enseñanza en etapas obligatorias de habilidades relacionadas con el emprendimiento

La dramática crisis económica ha llevado a que muchas familias estén pasándolo mal debido a que no obtienen suficientes ingresos para cubrir sus principales necesidades básicas. El número de personas en edad de trabajar que se encuentran sin trabajo sigue aumentando, y no sabemos con certeza cuándo cesará este trágico fenómeno. Las tasas de desempleo juvenil en España superan el 50%, frustrando las aspiraciones de jóvenes que en su día iniciaron un proyecto de vida y ahora mismo se encuentran estancados por culpa de esta crisis económica que no han causado ellos. Muchos jóvenes se encuentran deprimidos porque no saben cómo pueden salir de esta situación. Se encuentran desorientados.

Andalucía presenta múltiples servicios destinados a la orientación de las personas para su inserción laboral. Además de los Servicios de “Andalucía Orienta” que se ocupan de acompañar a las personas en su proceso de inserción laboral y de la amplia gama de formación complementaria que se oferta dentro de los cursos y módulos de “Formación Profesional para el Empleo”, se encuentran los Centros de Apoyo al Desarrollo Empresarial (CADE) que tienen el objetivo de asesorar a aquellas personas que deciden emprender su negocio y acompañarles durante su marcha, entre otras posibilidades. No es el objetivo exponer todas las posibilidades que existen en nuestra comunidad autónoma, sino de reflexionar sobre cómo podemos ayudar a nuestros jóvenes, desde las etapas de enseñanza obligatoria, a saber reaccionar cuando desde la sociedad no existe la suficiente demanda de empleo propuestas desde terceros, desde las ofertas públicas de empleo (oposiciones a policía, guardia civil, docencia, personal sanitario, administrativo, justicia, etc) hasta las ofertadas por terceros desde el ámbito privado.

En los últimos meses, está surgiendo un concepto denominado “emprender”. Se anima a todas las personas a que intenten crear su propio negocio y a aventurarse en el siempre complicado mundo empresarial. Puede darse el caso de que haya personas que no sepan cómo empezar este proceso. No se trata de darles cursos de creación empresarial a nuestros adolescentes, ya que no es el momento para ello. Sobre todo en las enseñanzas obligatorias, tenemos que desarrollar en el alumnado una serie de competencias básicas que les permitan desenvolverse de forma adecuada ante las diferentes situaciones de la vida cotidiana. Y, dentro de estas enseñanzas, se encuentra el desarrollo de habilidades y actitudes positivas que nos permitan emprender caminos y desarrollar nuestra futura vida. La pregunta que habría que responder aquí sería la siguiente: ¿Qué nos puede aportar la teoría del espíritu emprendedor para el desarrollo personal de nuestro joven alumnado?

Cuando tenemos la necesidad de emprender, es importante que nos surja una idea. La creación de ideas es una habilidad que recoge las siguientes características: creatividad, iniciativa, imaginación, análisis e interacción con la realidad, investigación, etc. Son actitudes que son necesarias desarrollar en los centros educativos. Y dentro de la creación de ideas, podemos introducir el concepto de “innovación”. Innovar significa cambiar la manera en que se hace algo con el objetivo de producir mejoras que puedan satisfacernos a todos y todas. La innovación es una cualidad transversal que se aplica a todos los ámbitos de nuestra vida. Una persona puede innovarse a sí misma haciendo un cambio en su estilo de vida que le traiga satisfacción personal a la vez que mejoras en su salud y bienestar. Los conceptos “idea” e “innovación” son útiles en las teorías del emprendimiento, así que, ¿cómo podemos trabajarlos en nuestra aula? La creación de ideas puede trabajarse en torno a resolver un problema de la sociedad: problemas medioambientales, problemas económicos, necesidad de atraer turistas a nuestro pueblo, necesidad de ayudar a personas que se encuentran en riesgo de exclusión social y educativa, etc. ¿Qué podemos hacer? Aquí entrarían los conceptos de “idea” e “innovación”. Que el alumnado construya proyectos que recojan ideas para resolver problemas de la sociedad y sepan planificar su puesta en marcha en una habilidad transversal que se aplica en cualquier situación de nuestra vida. Por ejemplo, una persona puede necesitar crear un proyecto de vida que le permita mejorar la situación dramática en la que se encuentre y le ayude a mejorar como persona. Un proyecto que, por ejemplo, contengan objetivos (a corto, medio y largo plazo) relacionados con su propia formación, sus relaciones sociales, sus relaciones familiares, su salud y bienestar, etc., y necesite planificar una serie de tareas que le permitan mejorar su situación. Son solo algunos ejemplos acerca de la trascendencia que tiene la enseñanza de estas habilidades en los centros educativos.

Otra habilidad interesante que nos aportan estas teorías del emprendimiento es la capacidad de crear un equipo de trabajo que trabaje en torno a un proyecto. Aquí entran muchas interesantes habilidades: Trabajo en equipo y cooperación, coordinación, toma de decisiones, habilidades sociales, etc. Una empresa funciona gracias al trabajo cooperativo entre todos sus miembros. Todos son miembros que aportan sus habilidades y conocimientos para desarrollar el proyecto, y se ayudan entre sí y se aportan sugerencias con el objetivo de mejorar. Las habilidades de iniciativa y liderazgo, entre otras, también tienen aquí cabida. ¿Cómo podemos desarrollar esto en las aulas? Afortunadamente, se están llevando a cabo proyectos donde se potencia la capacidad investigadora de nuestro alumnado, desde la asignatura de “Proyecto Integrado” en el Bachillerato (ya dentro de la enseñanza post-obligatoria) hasta programas como “Andalucía profundiza”. No obstante, podríamos intentar plantear metodologías de enseñanza-aprendizaje basadas en las teorías pedagógicas del constructivismo, donde se incluyan metodologías como el “aprendizaje basado en problemas” y el “aprendizaje tutorizado”. En estas metodologías, el alumnado trabaja en pequeño grupo en torno a un problema o cuestión planteada, y la cooperación entre ellos, con el oportuno asesoramiento del profesorado, es fundamental para conseguir sus objetivos. Además de que el aprendizaje resulta ser más significativo al partir de sus concepciones y que ellos mismos van descubriendo el conocimiento, desarrollan habilidades esenciales que les servirán en la vida cotidiana. Habilidades que entran dentro de las teorías del emprendimiento, y que son útiles.

Como ya se ha expuesto anteriormente, no se trata de enseñarles a crear proyectos de empresa. No obstante, debemos enseñarles a ser capaces de sacarle partido a todos sus conocimientos. En la etapa de Educación Secundaria Obligatoria, dentro del Plan de Orientación y Acción Tutorial (POAT), se hace especial hincapié en la orientación académica y profesional al alumnado. Aquí se les debe orientar acerca de todas las salidas académicas y laborales que tienen una vez finalizada la escolaridad obligatoria. Tenemos que ayudarles a crear su proyecto de vida. Sería recomendable ayudarles a explorar sus intereses, su vocación y, en general, qué les gustaría ser de mayores y ayudarles a conseguir sus objetivos. No soy partidario de incitarles a los estudiantes a estudiar aquello que esté demandado en el mercado laboral como remedio para combatir el paro, ya que la sociedad y las necesidades están en continua evolución, además de que no es satisfactorio a nivel personal dedicarse a algo que no nos agrade, aunque obtengamos ingresos económicos aceptables. El objetivo es asesorarles para dedicarse a lo que les gusta, y orientarles sobre cómo pueden emprender proyectos en base a su formación. Por ejemplo, quien desee ser ingeniero informático puede unirse a otro grupo de ingenieros para crear su propia empresa, o quien desee ser psicólogo puede montar su propia gabinete junto a otros colegas, y siempre intentando introducir algo innovador y creativo que pueda atraer tanto a sus futuros “clientes” como a responder a las necesidades de la sociedad.

El desarrollo de este espíritu emprendedor se transfiere a otros contextos. Por ejemplo, uno puede querer emprender un proyecto cinematográfico o artístico, y partiendo de la idea, va poco a poco creando su proyecto hasta que da a la luz y lo presenta ante el público. Y poseer este espíritu emprendedor puede resultar más motivador para el alumnado que ahora está realizando estudios post-obligatorios y superiores. La situación actual del país puede dar lugar a situaciones de estrés, desesperación y desmotivación en nuestros jóvenes, pensando que todo sería más fácil en cuanto tuvieran sus estudios completados. Si tienen actitudes emprendedoras desarrolladas, junto a las posibilidades formativas y de asesoramiento que existen en nuestra comunidad autónoma, nuestro alumnado se encontrará preparado para combatir esta situación dramática y poder dedicarse a aquello que le gusta.